miércoles, 3 de septiembre de 2008

La Celestina: Parte 3

Se trataba de un muchacho muy simpático, divertido y no puedo negar que todo un caballero. Y en épocas de cumbia villera, dandies y metrosexuales, es una característica a resaltar. Aquella primera cita me llevó hasta la fiesta donde me encontraba con mis amigos. No paso nada, ni un beso. Nos despedimos con un abrazo y quedamos en hablarnos para volver a vernos “sin horario limitado”.

Luego de la 1º cita, uno de los grandes misterios, es si volveremos a hablar y cuando. Están los machos recios que se hace esperar y los que vienen al pie al otro día. Este era de los segundos. Y que esperamos nosotras, chicos? La verdad es que no hay mejor cosa para el ego que aparezca lo más rápido posible. Y así fue. Al otro día ya tenía varios mensajitos en mi celular para vernos esa misma jornada. Me pareció un gesto muy dulce, pero yo ya tenía planes y él lo sabía. Muchos mensajitos, llamados y mails fueron los acontecimientos que llenaron mi semana siguiente. Todo esto es muy bueno para el ego femenino, pero la verdad es que el macho recio también tiene su magia. Eso de estar esperando que te llame, cargar el celular todos los días (no vaya a ser cosa que se nos consuma la batería justo cuando el galán nos busca), conectarnos y desconectarnos al MSN para llamar su atención y hacernos la cabeza pensando porque no nos llama… tiene su encanto. Masoquistas? Y sí, un poco.

El “candidato” resulto muy dulce, pero bordeando el límite de lo empalagoso. Ya les he contado en otras oportunidades, que en el último tiempo mi corazón se ha enfriado bastante, y nada peor que un touch de cursilería para que se congele un poco más.

Pero habíamos quedado en que le íbamos a dar otra chance. Consideremos que “el candidato” se estaba comportando tiernamente, y todavía no nos habíamos dado un beso. Y sabemos que el beso es la puerta del alma, el amor y el sexo. Luego de toda una semana de mensajitos como “reina no veo la hora de verte, que haces mañana?” concretamos otro encuentro.
Acordamos encontrarnos en un bar, pero hacía mucho frío, él había adquirido mi película favorita y me convenció para que “sin ninguna mala intensión” nos encontremos en su casa.


Yo no estaba muy segura de que me pasaba con este muchacho, pero viéndolo iba a ser la única forma de sacarme las dudas.

Tomamos unos drinks, charlamos un poco, pusimos la película, y como es de costumbre en mi persona, me quedé dormida. Me desperté un rato después tapada con una manta y cobijada en sus brazos. Me miró a los ojos, me envolvió en sus caricias y me besó largamente
...

6 comentarios:

Anónimo dijo...

y que paso despues??

Anónimo dijo...

conta mas!!!!!!!!!!!!!!!!!
no nos podes hacer esto!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Anónimo dijo...

Envidia (y no sana) por el muchacho

Lula dijo...

Panza... me tenes envidia a mi o al muchacho? jjaja
Besos

La Vengadora de Palermo dijo...

Y cómo terminó la película?!?!????? pa'cuando la 4ta. parte???? "Coming Soon"???
Yo tambien puedo quedar dormida mal... lo importante a veces es saber si uno se manda un ronquidito o no.... y si es así, vas a ver como no te dormís más con alguien despierto a tu lado ;)... No es mi caso claro.

Lula dijo...

Vengadora: somos un papelón! Imaginate si EL se nos queda dormido a nosotras así? Lo matamos!
Vos decis que me despertó porque no soportaba mas los ronquidos?
Bienvenida vengadora...saludos!