Toda mi vida fui una “abanderada” de
Y así, transcurrió mi vida en pareja durante tantos años.
En las miles de charlas entre maní y cerveza helada con amigos siempre era yo la que saltaba con: “¿Que la fidelidad es imposible? Cualquiera, mirame a mi…o a fulanito y fulanito”. Y en ese instante, era cuando tristemente me enteraba que fulanito no era tan “Naif” como yo me imaginaba.
Sostuve estas teorías contra molinos de viento, hasta que me vi envuelta en el peor de los ejemplos: me cagaron a mí. El ser humano más fiel y honesto del mundo, me cagó.
A partir de ese momento, mi visión empezó a cambiar. Hoy en día, no conozco persona que no haya cagado y haya sido cagada.
Ok, puede pasar. Pero…si la infidelidad existe y es casi inzafable, ¿La tenemos que aceptar? Pienso que errar es humano y a veces nos puede hasta servir para valorar lo que realmente tenemos y ver más de cerca el riesgo que corremos y lo poco valioso que es transitarlo. Como en
Pero, ¿Hay vuelta atrás? Si lo hicimos una vez, y nos damos cuenta que es fácil ocultarlo y nos genera esa adrenalina que tu pareja gritando los goles de boca en cuero mientras se come un sándwich de mortadela no te genera… podemos frenarlo?
Entonces, La infidelidad es un mal sin cura y sin vuelta atrás?