La Celestina

Siempre me caractericé por se la celestina del grupo. Tengo un sexto sentido para esto (ojo, me funciona con los demás, no conmigo misma). Identifico potenciales y los cruzo. Tengo en mí haber un par de parejas que he unido y prosperaron con bastante éxito.

Por lo tanto, siendo hoy una de las pocas solteras del grupo, son mis amigos quienes quieren presentarme candidatos a toda costa. Todos quieren darme de mi propia medicina.

Y la verdad, si bien siempre dije lo contrario como parte de mi speach para que me dejen presentarle a alguien, odiooooo las presentaciones. Son situaciones que me ponen incómoda, me parecen poco naturales y me hacen sentir presionada. Y si no me gusta? Y si no le gusto?

Mis amigas más íntimas tienen muy claro esta postura, por lo tanto, me respetan.

Hace un par de semanas atrás y en estos momentos de gran incertidumbre de nuestras vidas, tras una pequeña crisis de “Ohhh my God, que hago con mi vida! para donde corro?” Volvimos con Sofi en busca de la pitonisa con el objetivo de que nos de algunas respuestas.

Entre otras cosas, la vieja sabia me dice: “Vas a conocer a alguien bastante mayor que vos, por medio de una amiga… dejate llevar, porque ese es TU hombre, no lo dejes pasar.”

Una de las cosas más entretenidas de estas situaciones es llegar a la mesa y contarle a tu compinche, en este caso Sofi, lo que te depara el futuro por la módica suma de treinta pesitos.

Bastó con que le relatara esto para que Sofi me diga: Lula, el amigo que te quiero presentar tiene unos años más que vos, es el… es TU hombre… lo se, lo siento acá adentro… me tenes que hacer caso, dejame pasarle tu contacto.

Obviamente, al otro día llego al trabajo y alguien me había agregado al Facebook (canal de piratería y levante si los hay).

Nos mandamos varios mensajes, nos agregamos al msn y empezamos a charlar.

“ Es simpático, divertido, buen amigo, trabajador y recién separado como vos” (odio esta última categoría).

Hasta aquí, todo se cumplía…

La pitonisa, tendría razón??